Por: Ana Paula Blanco
“El gran peligro de las épocas turbulentas, no es la turbulencia – sino afrontarla con la lógica de antes.”
Peter Drucker
Hubo una época de mi vida en la que viajaba prácticamente dos semanas de cada mes. Esto fue una constante durante varios años. Algo a lo que nunca me pude acostumbrar –y sigo sin poder hacerlo– fue a la turbulencia. El hecho de pensar que estás a miles de kilómetros de distancia del suelo y sientes que pasas por baches, me desconcierta profundamente. Sin embargo, un día pensando en por qué me empezó a dar esta angustia ya en mi adultez y nunca tuve esta sensación de más chica me llevó a uno de esos “aha moments” que tanto se hablan en cursos de management: antes no tenía familia. El ser mamá cambió por completo mi forma de enfrentar los baches en la vida, me hizo más atenta a la sensación de peligro, real o percibido, pero también me forzó a encontrar nuevas maneras de afrontar el mundo y sus retos.
Si hay una sensación que me ha perseguido durante este momento histórico que estamos viviendo ha sido esa, la misma que siento cada vez que el avión de pronto se sacude en la mitad de la nada y después vuelve a su lugar para sacudirse de nuevo. Creo que el semáforo naranja ha sido el más complicado de navegar por esta sensación de no entender bien las nuevas reglas, de querer afrontar el mismo como si no hubiera pasado nada y por favor salir a abrazar y festejar con los nuestros como lo hacíamos hace 4… 6… 8… hace otra vida. Y ese es el aprendizaje y eso es lo que hay que abrazar. Definitivamente no va a ser lo mismo, por lo menos no pronto, pero qué enorme fortuna poder redefinirse en una época en la que estamos rodeados de avances tecnológicos que nos permiten entender un mundo muy diferente y mejor aún crearlo.
Vamos saliendo poco a poco de vivir en las cajas de videoconferencia y nos acercamos a lugares abiertos que nos permiten reencontrarnos. Se han trabajado en nuevas reglas y estrategias para que podamos vernos en espacios no tan abiertos, en grupos pequeños, o hasta eventos tipo congreso que apegados al manual, han logrado tener eventos libres de contagio. Hemos visto exposiciones virtuales de grandes pintores y eventos físicos que nos regresan el color, aroma o grandiosidad de los arreglos florales que visten de gala nuestras reuniones, espacios verdes y abiertos que nos enseña a reconectarnos con la naturaleza.
Tomemos las riendas ante la turbulencia por la que nos toca cruzar hoy, siempre tratando de encontrar nuevas formas de enfrentarla. Aprovechemos este momento para atrevernos a hacer lo que no habíamos intentado o lo que en su momento no parecía necesario, como traer nuestros negocios al mundo virtual y amplificar nuestras redes. Reparemos este bache histórico con innovación y firmeza para encontrar espacios que vinculen lo físico con lo virtual, mientras vamos aprendiendo de las nuevas reglas del juego y sumando las que vayamos encontrando. Estamos juntos en este viaje. Estamos creando una comunidad que vaya más allá del Sait, nos permita crecer como una industria de eventos que se niega a caer y se aferra a volar más alto.
